Las ITS (infecciones de transmisión sexual) son un amplio grupo de infecciones que como indica su nombre se transmiten de persona a persona durante las relaciones sexuales.
Son causadas por microbios de varios tipos como son los virus, bacterias y protozoos. Principalmente, afectan a los órganos genitales aunque también se localizan en otras partes del cuerpo como la boca y el ano.
Hay ITS que incluso invaden el sistema sanguíneo y linfático, pueden afectar diferentes órganos vitales y tener graves consecuencias si no se tratan además de aumentar significativamente el riesgo de infectarse de VIH.
Se transmiten, sobre todo, durante las relaciones sexuales sin condón por vía oral, anal y vaginal. Hay algunas ITS que sólo se transmiten si hay intercambio de fluidos corporales como semen, secreciones uretrales o sangre de la persona que presenta la infección (VIH, hepatitis B y C). Hay otros, sin embargo, que se transmiten simplemente por contacto directo con las áreas de la piel o las mucosas afectadas por la infección (sífilis, gonorrea, clamidia, herpes genital y condilomas).
¿Sabes que podrías tener una ITS aunque no tengas ningún síntoma?
Es importante detectarlas y tratarlas precozmente.
La clamidia es una infección de transmisión sexual (ITS) que se adquiere a través de la penetración anal y vaginal y del sexo oral. Es una de las ITS más frecuentes, junto con la sífilis y la gonorrea.
La clamidia puede causar lesiones irreversibles en los órganos sexuales y provocar infertilidad. Hay que tener en cuenta que la clamidia y muchas otras ITS también pueden aumentar las probabilidades de infectarse de VIH.
Sin embargo el 50% de las infecciones por clamidia no dan ningún síntoma. Esto hace que muchas personas no sepan que la tienen y como no reciben tratamiento la siguen transmitiendo a sus parejas.
Si sospechas que puedes tener clamidia es necesario que vayas a un centro sanitario y te harán las pruebas pertinentes. Si el resultado es positivo, te prescribirán un tratamiento. Habría que informar a tus parejas sexuales y no tener relaciones hasta que esté curado.
La clamidia se cura mediante antibióticos.
Es una infección crónica causada por la bacteria Chlamydia trachomatis, que afecta a los genitales y los ganglios de la ingle. La penetración anal es una de las formas con que se transmite.
Si se trata, el pronóstico es bueno pero en caso contrario años después de la infección inicial pueden aparecer complicaciones.
Si sospechas que puedes tener LGV es necesario que vayas a un centro sanitario y te harán las pruebas pertinentes.
Esta infección se puede curar con antibióticos apropiados. Entre los más comúnmente formulados para tratar el linfogranuloma venéreo se encuentran la doxiciclina y la eritromicina.
La gonorrea es una infección de transmisión sexual (ITS) que se adquiere a través de la penetración anal y vaginal y del sexo oral. Es una de las ITS más frecuentes, junto con la sífilis y la clamidia.
La gonorrea puede causar lesiones irreversibles a los órganos sexuales y provocar infertilidad. También puede causar dolor e inflamación en las rodillas y otras articulaciones, pequeñas ampollas de color rojo en la piel y problemas cardíacos. Hay que tener en cuenta que la gonorrea y muchas otras ITS también pueden aumentar las probabilidades de infectarse de VIH.
Sin embargo en muchos casos la gonorrea no da ningún síntoma. Esto hace que muchas personas no sepan que la tienen y como no reciben tratamiento la siguen transmitiendo a sus parejas.
Si sospechas que puedes tener gonorrea es necesario que vayas a un centro sanitario donde te harán las pruebas pertinentes. Si el resultado es positivo, te prescribirán un tratamiento. Habría que informar a tus parejas sexuales y no tener relaciones hasta que esté curado.
La gonorrea se cura mediante antibióticos.
La sífilis es una infección de transmisión sexual (ITS) que se adquiere a través de la penetración anal, vaginal y sexo oral, e incluso por el contacto de la piel con alguna lesión sifilítica. Es una de las ITS más frecuentes, junto con la gonorrea y la clamidia.
Si no se trata de manera adecuada, al cabo de los años la infección por sífilis puede desencadenar graves trastornos psíquicos, de movilidad, de visión y de corazón. Hay que tener en cuenta que la sífilis y muchas otras ITS también pueden aumentar las probabilidades de infectarse de VIH.
Sin embargo en muchos casos la sífilis no da ningún síntoma o pueden desaparecer gradualmente aunque la infección persista. Esto hace que muchas personas no sepan que la tienen y como no reciben tratamiento la siguen transmitiendo a sus parejas.
Si sospechas que puedes tener sífilis es necesario que vayas a un centro sanitario donde te harán las pruebas pertinentes. Si el resultado es positivo, te prescribirán un tratamiento. Habría que informar a tus parejas sexuales y no tener relaciones hasta que esté curado.
La sífilis se cura mediante antibióticos.
El virus de inmunodeficiencia humana (VIH) puede transmitirse por vía sexual: a través de la penetración anal y vaginal y, más raramente, del sexo oral.
La infección por el VIH debilita el sistema inmunitario y si no se trata a lo largo de los años provoca el sida, que lleva a desarrollar ciertas enfermedades que pueden causar la muerte.
Aunque estos síntomas desaparecen espontáneamente, si no se hace tratamiento la infección progresa y el sistema inmunitario se va debilitando hasta que la persona termina desarrollando sida.
Si sospechas que puedes tener VIH puedes hacerte la prueba de detección. Se trata de un test rápido que en sólo 20 minutos permite saber si estás infectado por VIH a partir de sólo unas gotas de sangre. Además, recibirás consejo y asesoramiento sobre salud sexual y, en caso de que el resultado sea positivo, todo el apoyo psicológico.
El VIH todavía no tiene cura pero sí que puede tratarse con una terapia antirretroviral que permite equiparar la esperanza y la calidad de vida de las personas con VIH con las del resto de la población. Además, el tratamiento consigue disminuir la presencia del virus a un nivel indetectable y, en esta situación, el riesgo de transmisión es nulo.
La hepatitis A es una infección del hígado causada por un virus. Una de las vías de contagio es través de los contactos buco-anales, dado que el virus está presente en las heces.
La mayoría de personas que padecen hepatitis A se recuperan por completo y una vez que se ha sufrido, no se vuelve a contraer. Algunos enfermos pueden tener que ser hospitalizados dada su gravedad.
Los síntomas aparecen entre 2 y 7 semanas después de contraer el virus y pueden durar entre 2 semanas y 6 meses, aunque algunos adultos pueden no presentar síntomas.
Si sospechas que puedes tener hepatitis A es necesario que vayas a un centro sanitario donde te harán un análisis de sangre que te permitirá saber si tienes o has tenido la infección.
Las personas con hepatitis A deben hacer reposo y seguir una dieta sana para conseguir que poco a poco los síntomas vayan remitiendo. Asimismo es muy importante que cuando una persona se esté recuperando de una hepatitis A se abstenga de consumir alcohol dado que el hígado afectado le cuesta mucho eliminarlo del organismo.
No hay cura para la hepatitis A pero sí hay vacuna para protegerte del virus que la provoca.
La hepatitis B es una infección del hígado causada por un virus. Por vía sexual, puede transmitirse por penetración anal o vaginal sin condón y, en menor medida, por sexo oral.
La mayoría de personas que se infectan de hepatitis B se recuperan totalmente pero en algunos casos puede cronificarse, provocando lesiones hepáticas, que en algunos casos podrían desarrollar un cáncer de hígado e incluso la muerte.
Sin embargo algunas infecciones por hepatitis B no dan ningún síntoma. Esto hace que muchas personas no sepan que la tienen y como no reciben tratamiento la siguen transmitiendo a sus parejas.
Si sospechas que puedes tener hepatitis B es necesario que vayas a un centro sanitario donde te harán un análisis de sangre que te permitirá saber si tienes o has tenido la infección.
No hay cura para la hepatitis B pero sí hay vacuna para protegerte del virus que la provoca.
La hepatitis C es una infección del hígado causada por un virus. Fundamentalmente, se trata de una infección que se transmite por vía sanguínea, por lo que, las relaciones sexuales en las que pueda haber contacto con la sangre son las que implican un mayor riesgo de transmisión.
Últimamente se ha observado un aumento de casos de infecciones por vía sexual de hepatitis C en hombres gais asociadas a prácticas como penetración sin condón, sexo en grupo, compartir juguetes sexuales y fist sin protección, que pueden comportar pequeñas lesiones.
Puede llegar a serlo. Con el tiempo, las personas que padecen la hepatitis C de forma crónica corren el riesgo de tener graves problemas de salud, tales como:
Los efectos de la hepatitis C pueden tardar más de 10 años en manifestarse. En algunos casos las afecciones graves no llegan hasta después de 30 años.
Si tienes algunos de estos síntomas y no remiten al cabo de unos días, dirígete a un servicio de atención sanitaria. En caso de tener ictericia, hazlo inmediatamente.
Si sospechas que puedes tener hepatitis C puedes dirigirte a un centro sanitario donde un análisis de sangre determinará si se ha producido el contagio.
Recientemente, han aparecido nuevos fármacos que permiten la curación de la hepatitis C aunque sólo se suministran en los casos más severos.
Los condilomas son unas verrugas o protuberancias no dolorosas que aparecen en las zonas internas, externas o circundantes de los genitales. Se adquieren a través de la penetración anal y vaginal, por el contacto con la piel con algún condiloma y a través del sexo oral.
Los condilomas los causa el virus del papiloma humano (VPH), un virus que se transmite muy fácilmente. En la mayoría de casos no provoca ningún síntoma ni problema de salud a las personas que están infectadas.
Los condilomas los provoca el tipo de VPH menos grave y no suele estar asociado al cáncer. Existe otro tipo de VPH más grave que no provoca condilomas ni ningún otro síntoma aparente y que sí puede aumentar el riesgo de padecer cáncer de ano.
Si son externos, los condilomas a veces se pueden identificar a simple vista. Los internos deben ser diagnosticados por un médico mediante un tacto rectal, una anoscopia o una citología anal.
En función de cómo sean los condilomas, de su cantidad y de dónde estén localizados, el médico puede aconsejar que se eliminen mediante la aplicación de un fármaco en crema, por congelación e, incluso, en algunos casos quirúrgicamente.